La anemia y la obesidad son dos condiciones de salud que, a primera vista, pueden parecer no relacionadas. Sin embargo, existe una conexión importante que vale la pena explorar.

La obesidad por definición es: el incremento de grasa corporal. Según la OMS, se calcula a través del Indice de Masa Corporal (resultado del peso en kilogramos, dividido entre el cuadrado de la altura en metros) considerándose que una persona está con sobrepeso cuando su IMC es mayor o igual a 25 y obeso cuando el IMC es mayor o igual a 30 Kgs/m2.

Según datos de la OMS, la obesidad se ha triplicado entre 1975 y 2016 llegando a cifras alarmantes de 1900 millones de personas con sobrepeso y 650 millones de obesos a nivel mundial. El Instituto Nacional de Salud del Perú (INS) encontró en el 2019 que 69.9% de la población peruana tiene sobrepeso – obesidad.

Muchos estudios han demostrado que la obesidad es un estado inflamatorio severo con la consistente elevación de citoquinas que son las responsables fundamentales de la regulación del mecanismo de la inflamación, así como una mayor expresión de Hepcidina, una proteína producida en el hígado de gran importancia en la absorción de hierro.

Por lo tanto, no es raro encontrar personas obesas con algún grado de anemia y no siempre se debe a deficiencia de hierro o Vitamina B12, sino probablemente a este estado inflamatorio crónico que ocasiona que el hierro no sea utilizado, a pesar de tener los depósitos llenos.