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Alteraciones hematológicas y su impacto en la fertilidad

Las alteraciones hematológicas (trastornos que afectan a la sangre, la médula ósea o los mecanismos de coagulación) pueden tener una repercusión significativa en la fertilidad, tanto en mujeres como en hombres. Aunque se asocian habitualmente a problemas hematológicos graves o crónicos, su relación con la salud reproductiva es cada vez más reconocida. Comprender esta conexión permite identificar factores de riesgo y ofrecer opciones de preservación de la fertilidad antes de que aparezcan consecuencias irreversibles.

Principales alteraciones hematológicas relacionadas con la fertilidad

Hemoglobinopatías y anemias crónicas

Enfermedades como la anemia falciforme o la beta-talasemia pueden afectar la función gonadal. En mujeres, se ha observado una disminución de la reserva ovárica, probablemente relacionada con episodios de hipoxia, daño vascular y sobrecarga férrica por transfusiones. En hombres, pueden aparecer alteraciones del esperma, disfunción eréctil secundaria a priapismo y daño testicular progresivo.

La acumulación de hierro en glándulas endocrinas, incluyendo hipófisis, ovarios y testículos, interfiere con la producción hormonal y puede causar hipogonadismo.

Cánceres hematológicos y tratamientos oncológicos

Las neoplasias hematológicas, como leucemias, linfomas o mielomas, suelen requerir tratamientos intensivos con quimioterapia, radioterapia o trasplante de progenitores hematopoyéticos. Estos procedimientos son potencialmente gonadotóxicos y pueden causar insuficiencia ovárica prematura o azoospermia.
Por ello, se recomienda el asesoramiento reproductivo desde el momento del diagnóstico y la consideración de técnicas de preservación de la fertilidad antes de iniciar el tratamiento.

Síndromes de insuficiencia medular y trasplante de médula ósea

En patologías como la anemia de Fanconi o las aplasias medulares, la combinación de la propia enfermedad y los regímenes de acondicionamiento para el trasplante suponen un riesgo elevado de pérdida irreversible de la función gonadal. El asesoramiento precoz es esencial, especialmente en pacientes pediátricos y jóvenes adultos.

Mecanismos fisiopatológicos

Las alteraciones hematológicas pueden afectar la fertilidad por varios mecanismos:

  • Daño gonadal directo, por hipoxia, isquemia o infiltración medular.

  • Toxicidad del tratamiento, con pérdida de folículos ováricos o células germinales.

  • Sobrecarga férrica, que interfiere en el eje hipotálamo-hipófiso-gonadal.

  • Trastornos hormonales secundarios, derivados de disfunción endocrina.

  • Comorbilidades asociadas, como desnutrición o inflamación crónica, que agravan el deterioro reproductivo.

Evaluación clínica

La evaluación del riesgo reproductivo debe formar parte de la atención integral del paciente hematológico.

En mujeres, se recomienda determinar los niveles de hormona antimülleriana (AMH), FSH y estradiol, así como realizar un recuento de folículos antrales. En hombres, debe solicitarse un espermiograma y perfil hormonal (FSH, LH, testosterona).
La identificación temprana de una reserva ovárica reducida o de alteraciones seminales permite actuar antes de iniciar terapias potencialmente irreversibles.

Estrategias de preservación de la fertilidad

En mujeres

  • Criopreservación de óvulos o embriones antes de recibir tratamiento.

  • Criopreservación de tejido ovárico, indicada en casos pediátricos o cuando no es posible la estimulación ovárica.

  • Uso de agonistas de GnRH para reducir el riesgo de fallo ovárico, aunque su eficacia es variable.

  • Protocolos de estimulación ovárica rápida, útiles cuando hay poco tiempo antes del inicio de la quimioterapia.

En hombres

  • Criopreservación de semen antes del tratamiento.

  • Obtención de espermatozoides testiculares en casos de azoospermia obstructiva o fallo testicular parcial.

En ambos sexos, la coordinación entre hematología, endocrinología y medicina reproductiva es fundamental para individualizar las decisiones.

Seguimiento y pronóstico

No todas las alteraciones hematológicas conducen a infertilidad, pero el riesgo aumenta con la edad, la duración de la enfermedad y la intensidad del tratamiento recibido. El seguimiento a largo plazo debe incluir la evaluación periódica de la función gonadal y el asesoramiento sobre fertilidad y salud sexual. En muchos casos, la restauración hormonal o la reproducción asistida permiten alcanzar embarazos exitosos tras la recuperación hematológica.

Las alteraciones hematológicas representan un desafío adicional en el manejo integral de la fertilidad. La detección precoz, el asesoramiento adecuado y la aplicación de técnicas de preservación son herramientas clave para mejorar el pronóstico reproductivo.
La colaboración entre hematólogos, ginecólogos y especialistas en reproducción permite ofrecer a los pacientes una atención más completa, preservando no solo su salud, sino también su proyecto de vida.

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